martes, 13 de octubre de 2009

El viajero, primera parada: Rosario

Por Martín Capazarros.

Camino sólo por las calles de lo que solía ser, dicen, la Chicago argentina. A mi me dicen que tengo que venir aca porque puedo desentrañar los secretos del pais. Yo no creo demasiado ninguna de las dos cosas.
O digo, no creo demasiado.
O me digo.

Algunas veces creo que el mundo va a contramano, que les cuesta entender lo obvio y se aferra a creencias harto idiotas. Me pregunto si algún día la humanidad se quitara las vendas y me contesto que no. O que no se.
Me digo, me pregunto, me contesto: ¿no me estaré volviendo esquizofrénico?

Si es por creencias entupidas, la de la inteligencia del perro esta entre las campeonas. Los perros son estupidos en todos lados, pero acá se abusan. Tal vez la ausencia de su enemigo natural los vuelva así, me digo y me pregunto si puedo desentrañar los secretos del país.
Y me contesto con que me conforme con tener algo para escribir.

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